lunes, 3 de mayo de 2010

La Mas Revolucionaria Política Conservadora

Desde el inicio de la historia los ejes políticos se han desenvuelto en un antagonismo entre Conservadores y Reformistas. A través de los siglos el reformismo ha tomado la forma de liberalismo, socialismo, y muchos otras ismos que tratan de romper la inercia de los valores y estructuras de poder tradicionales. A su vez, el conservadurismo se ha establecido como una fuerza centrípeta que intenta que los ejes tradicionales se mantengan, lo que se caricaturiza muchas veces como inmovilismo. De esta forma a poca gente le gusta hoy ser llamado “Conservador”.

Las últimas elecciones en Estados Unidos y Chile estuvieron dominadas por la palabra “cambio”. Este vocablo nos habla de movimiento, pero no del sentido del mismo. Hay corrientes reformistas en Chile, Estados Unidos, China, Arabia Saudita y Venezuela. Es obvio que no todas son lo mismo. Sin embargo la percepción de que las cosas cambiarán da la ilusión de que la realidad individual de cada ciudadano también lo hará, y para mejor.

La primera mitad del siglo XX estuvo dominada por el reformismo socialista. Desde la Revolución Rusa hasta la Cubana, pasando por el New Deal y, en Chile, por los Gobiernos Radicales, los ejes políticos giraron en torno a un incremento de la actividad estatal en desmedro del individuo. Los excesos de esa política condujeron a estados totalitarios por un lado, y a excesos de burocracia y corrupción por otro. Sin embargo, los opositores a esas políticas fueron clasificados de pequeño-burgueses, reaccionarios, momios, etc., en tanto se presentaban como opositores a los cambios enarbolando tan solo valores de tradicionalismo y usando a la Iglesia para validarse.

El pensamiento liberal poco a poco fue tomando forma y se desarrolló con el impulso de Hayek y Friedman. La gran innovación fue anteponer al socialismo un nuevo modelo de cambio, pero enfocado en el individuo, y no en el Estado como motor del desarrollo. Si bien esto representaba, en el último tercio del S. XX, un cambio radical en el sentido político predominante, estas ideas se asociaron a los conservadores. Esta fue una caricatura que estuvo claramente orientada a desprestigiar el surgimiento de este neoliberalismo.

En Chile este efecto se vió con mas énfasis a causa de la asociación entre liberalismo económico y la dictadura militar. El liberalismo económico encuentra sus raíces en el encuentro entre economistas demócrata-cristianos y liberales durante el gobierno de Allende, que buscan plasmar un pensamiento económico alternativo a los modelos socialistas imperantes. De allí surgió el “ladrillo”, documento que sirvió de base para la política económica que impondría el Gobierno Militar pocos años después. Sin embargo la adhesión a las ideas liberales por parte de Pinochet estuvo relacionada mas a la búsqueda de modelos alternativos al entonces vilipendiado socialismo, que a una adhesión dogmatica al liberalismo. Durante todo ese gobierno se vivió una tensión oculta entre liberales y nacionalistas, que aborrecían del modelo liberal, pero adherían al modelo represivo del régimen.

De alguna manera esta tensión se sigue reproduciendo en los partidos de derecha. Hoy vemos un eje transversal entre liberales y conservadores, que conjugan elementos económicos y valores humanos. Hay liberales-liberales, liberales económicos y conservadores políticos (como gran parte de la UDI) y algunos Conservadores-conservadores (de los que quedan pocos), y una gama variopinta de puntos intermedios.

Hasta ahora hemos asociado al Conservadurismo a los fieles y deudos de las políticas represivas del gobierno militar. Sin embargo, esta corriente conlleva valores que debieran exceder largamente esta adscripción política. Un pequeño test para identificar a un Conservador, debiera incluir preguntas tales como:

  • ¿Desconfía Ud. del Cambio? ¿Prefiere los cambios ordenados?
  • ¿Cómo valora Ud. las instituciones tradicionales de la sociedad, como la familia y la Iglesia?

Básicamente ser Conservador significa adhesión a valores tradicionales en un mundo siempre cambiante. La expresión de que todo debe cambiar para que todo siga igual es la frase inaugural de un conservadurismo que tenga algún sentido de realidad. Ser conservador en Chile hoy significa valorar las instituciones que han dado crecimiento y estabilidad al país, tales como:

  • La sociedad forjada sobre la base de la familia tradicional
  • La libertad individual como motor del desarrollo personal y social
  • Las libertades políticas y civiles como requisito para el bienestar y desarrollo de la persona.

La principal diferencia entre un Conservador y un liberal de hoy radica en el interés de aquel en promover una política activa de promoción de la familia, mas allá de la negación de instituciones importadas que parecen amenazarla. Muchos ven hoy que junto a la libertad económica, debemos oponernos a la unión civil entre personas del mismo sexo, en su momento al divorcio, etc. Nosotros pensamos que una política conservadora implica una serie de acciones que activamente promuevan a la familia tradicional, su establecimiento a través de canales institucionales (el matrimonio) y el nacimiento de los hijos en su seno.

De esta manera algunas de las siguientes medidas debieran ser ampliamente aceptadas por un Conservador:

· La desgravación impositiva por gastos asociados a la mantención de hijos, tales como matrículas y gastos escolares, contribuciones de bienes raíces, tec.

· La limitación de horarios de trabajo, particularmente la actividad del comercio en fines de semana.

· La aplicación de programas de prevención del embarazo adolescente en que se prioriza el valor del matrimonio.

· La prolongación de los permisos post-natales para trabajadoras.

· Estímulo al comercio y la cooperación internacional resguardando las instituciones y valores que nos son propios, tales como la protección de la vida del que está por nacer y de la familia tradicional.

Algunas de estas acciones pueden implicar limitaciones a la libertad individual y económica, sin embargo consideramos que son útiles a la paz social, proveyendo externalidades positivas, tales como una mayor productividad de los trabajadores, una disminución de la delincuencia, etc. En este sentido, el liberalismo económico es adoptado en tanto, y sólo en tanto provea un mayor bienestar a la persona y al cuerpo social, y no como un valor en sí mismo. Las libertades individuales son requisito para la subsistencia de un estado democrático que debe garantizar el desarrollo del potencial de las personas.

Decirse Conservador hoy puede estar demodé, pero creemos que aplicar este tipo de políticas constituiría una revolución que nos permitiría acceder a una sociedad con valores éticos fundados en la adecuada apreciación de los bienes que nuestras raíces nos han legado.

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