domingo, 12 de febrero de 2012

Empresa, Empresarios y Gobierno. ¿Cuál Neoliberalismo?


"Este es el gobierno de los Empresarios."

"Este gobierno potencia el Emprendimiento."


Son dos frases muy parecidas, pero que conllevan un sustrato político y ético diametralmente opuesto. Y esta dicotomía nos habla mucho de las percepciones del público en relación a la actuación del gobierno. Por una parte, muchos lo ven como el advenimiento de los gremios de las grandes empresas, de los poderosos, al poder político. Para otros es un gobierno que facilitará el desarrollo de la empresa privada, entendida como motor básico del desarrollo y del crecimiento, en aras del bien común.



Sin embargo, el gobierno ha emprendido diversas iniciativas de fiscalización de las empresas en el ámbito laboral, ambiental, de la protección del consumidor y de la libre competencia. Se ha abierto también una ventana para la realización de una reforma tributaria que puede implicar un incremento en la tasa a pagar a nivel corporativo. Unos ven estas medidas como reacciones forzadas por la presión social, intentando además asociar a los involucrados con autoridades de gobierno. Por el otro lado son vistas como una transacción populista sobre los principales valores que debe encarnar un gobierno de derecha. Es la compra de las banderas de la oposición.

Se tiende a asociar a los empresarios con los grandes gremios agrupados en la CPP, ignorando que cuando el gobierno habla de empresarios incluye a la cadena que inicia con la microempresa y termina con las transnacionales. Hablar de "Gobierno de Empresarios" acentúa el sesgo elitista de la palabra, intentando incomodar al Presidente, al asociarlo al gran capital, olvidando que los afectos de éste por aquel nunca han sido fuertes, ni mucho menos.

Una mirada tan solo un poco mas que superficial de lo hecho por la autoridad publica nos da cuenta que las visiones descritras están profundamente equivocadas. Este gobierno promueve el desarrollo de la actividad empresarial. Ha tomado medidas para potenciar o defender este desarrollo en ámbitos sectoriales (agricultura, educación escolar, minería, turismo), tributarios (art. 18 quater), y macroeconómicos. Sin embargo, nunca la defensa de la empresa se ha asociado en forma necesaria con los grandes empresarios. La fiscalización de bancos, gran comercio, industria y tantos otros en materia de regulación ambiental, de protección del consumidor y del inversionista, y de legislación antimonopólicas no atentan contra estos valores.

El neo-liberalismo que encarna este gobierno siempre ha tenido dos vertientes. Simplificando, hay una proveniente de Estados Unidos, promovida por Milton Friedmann que nos dice que toda actividad regulatoria del Estado es peligrosa y potencialmente nociva. Otra vertiente es Europea, y se encarnó en Michael Novak y la escuela Austriaca. Ellos parten de la base de que el mejor asignador de recursos es el mercado, pero los mercados 100% perfectos no existen, por lo que el Estado debe regular sus imperfecciones y jugar un rol activo en mejorarlos y proteger a los mas débiles de los abusos de los poderosos.

El rol que le ha impreso al Estado el Presidente Piñera, y notoriamente los ministros Longueira y Matthei cuadran perfectamente con los valores liberales reseñados por Novak, aunque para los seguidores de la Escuela de Chicago esto sea una traición a los valores propios (y para los "empresarios" también).

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